Hace pocas semanas te hablábamos de las variedades de uvas más cultivadas en nuestro país para la elaboración del vino tinto. En esta ocasión, queremos mostrarte algunas de las variedades preferidas para la obtención del vino blanco.
Variedades de uvas para el vino blanco
Albariño
El albariño es quizás una de las variedades de uvas más conocido en nuestro país. Originario de Galicia y muy utilizo para la elaboración de vinos blancos en la D.O. Rías Baixas, es un vino refrescante, con un alto contenido alcohólico y una notable acidez.
Airén
Esta variedad de uva blanca, original de La Mancha, es la más cultivada en nuestro país y probablemente en todo el mundo. El color que produce esta uva es pálido, con un aroma medio. Está considerado como una variedad neutra, por lo que es ideal para mezclar con otras.
Godello
Es frecuente encontrar esta variedad en zonas de Galicia y León. Son vinos que destacan por sus niveles de acidez y contenido alcohólico.
Gewürztraminer
Podemos encontrar esta variedad de uva cultivada principalmente en Cataluña y en Huesca. Es una uva que tiene grandes niveles de azúcares, dando lugar a vinos blancos semisecos y de aromas florales.
Moscatel
Es una variedad muy popular en nuestro país, utilizada también como uva de mesa. Son vinos dulces y de aroma moderado.
Chardonnay
Esta variedad se adapta con gran facilidad a cualquier tipo de clima, por lo que es también una variedad muy cultivada por todo el mundo. Se emplea principalmente en la elaboración de champagnes y cavas, pero también es frecuente para producir vinos blancos con cierta crianza y jóvenes.
Palomino o Listán
Esta variedad se utiliza en la elaboración de los vinos generosos de Jerez, como por ejemplo amontillados, finos, olorosos, manzanilla, etc. Y es que, esta variedad presenta un alto contenido en azúcares perfecto para este tipo de vinos.
Pedro Ximénez
Si queremos un vino dulce, podremos elegir esta variedad de uva. Es la elegida para elaborar la mayoría de los vinos de la D. O. Montilla-Moriles. Para ello, se utilizan uvas secadas al sol y los vinos se envejecen en soleras, así la concentración de azúcares es mayor y el sabor y los aromas recuerdan a las pasas.