Está claro que la calidad de la uva es fundamental para obtener un gran vino pero, ¿cómo puede influir en su calidad todo el proceso que va desde que se planta el viñedo hasta que llega a nuestra copa? Hoy en el blog te contamos algunos de los aspectos claves que van a determinar que estemos delante de un gran vino.

Elegir la variedad de la una es una de las tareas principales y uno de los aspectos claves. En España existen unas 300 variedades diferentes, que podríamos catalogar en tintas y blancas.

Tener una buena vendimia es también crucial para conseguir un buen vino y contar con expertos enólogos que realicen catas sobre el terreno y controles técnicos de calidad para encontrar el punto exacto de maduración para el vino que se quiere obtener.

El momento del día en el que se vendimia también influye. Así, los expertos aconsejan que se haga a horas tempranas, cuando las temperaturas son bajas, lo que mejorará el mosto y hará que la uva llegue entera a la bodega.

La recogida manual de la uva ayudará y mucho en la calidad, ya que los trabajadores están acostumbrados a identificar las uvas buenas de las que no, por lo que la selección de frutos es más exigente.

Cuando las uvas se recoge, se mezclan los motos y dependiendo del tiempo que pasen en las barricas, podemos distinguir cuatro tipos: el vino joven (menos de 6 meses en barrica), crianza (mínimo 24 de conservación en los tintos y 18 en los blancos y rosados), reserva (36 y 24 meses respectivamente) y gran reserva (60 y 48 meses de maduración).

El sabor final del vino también estará condicionado por el tipo de barril, que puede ser de acero inoxidable, de cemento o de madera de roble. Los expertos apuestan por el barril de roble, ya que le aporta  una mayor complejidad y sabores a caramelo, vainilla o coco.