Los sabores de los vinos los percibimos a través del sentido del gusto. En la boca se pueden detectar cuatro sabores: dulce, salado, ácido y amargo. Cada uno de los sabores los detectamos en una parte de la lengua, los primeros que se encuentran en la punta son los sabores dulces, en la parte lateral baja los salados, en la parte lateral superior los ácidos y en la parte superior de la lengua los sabores amargos.
LOS SABORES DEL VINO
Normalmente, los sabores que detectamos en el vino, los que más predominan, son el ácido y el amargo, y en otros el dulce, siendo el salado más difícil de encontrar.
El ácido es la esencia del vino, ahí se puede detectar la calidad del vino, adquirido en el zumo de la uva y los alcoholes obtenidos en la fermentación.
El amargor del vino es uno de los sabores más duraderos, es un sabor lineal y estable, viene generalmente por su alta concentración de polifenoles, que se encuentran en los vegetales, muy típico en los vinos blancos, por su maceración durante la fermentación.
El dulce nos da un efecto de suavidad, es el primero que detectamos, procedente del jugo de la uva, que es dulce.
El Salado delatan su procedencia natural, siendo el menos detectado pero no por ello menos importante, ya que contribuye a que haya un equilibrio.