¿Quién no conoce el dulce típico de Semana Santa?, ese que está presente en la mayoría de casa y restaurantes en esta época del año, las torrijas. Estos dulces, elaborados a base de pan duro, leche o vino, huevos, azúcar y canela se han convertido en los verdaderos protagonistas de estos días en la repostería andaluza.
Según parece, ya en la época romana existían unos dulces muy parecidos, elaborado a base de pan, leche y miel, que darían lugar a las actuales torrijas con algunos ingredientes más. En el siglo XV se conocía a este manjar como “rebanadas de partera” y lo comían principalmente las mujeres embarazadas, antes y después de parir, para recuperar fuerzas. Pero no fue hasta finales del siglo XVI cuando aparece el término de “torrija” asociaba a diferentes platos que llevaban pan, no solo a este dulce y en la segunda mitad del siglo XIX cuando comienza a tomarse en Semana Santa. Esto es así seguramente por la costumbre religiosa del ayuno y de no comer carne en estas fechas, así que tuvieron que buscar en las torrijas una alternativa alimenticia con la conseguir fuerzas y energías. Por ello, su elaboración a base de huevo azúcar y pan, resultaban perfectas.
Si aún no sabes cómo se preparan unas deliciosas torrijas de vino, te dejamos aquí una receta para que las disfrutes esta Semana Santa.
- 750 ml de vino tinto. En Suárez Toro podrás encontrar una amplia variedad de vinos que te servirán para elaborar esta recte tradicional
- 400 ml de agua
- 400 g de azúcar
- 1 rama de canela
- Canela en polvo
- 1 cáscara de limón o de naranja
- 1 barra de pan especial para torrijas
- 3 huevos
- Aceite de girasol o de oliva suave
Su elaboración es muy sencilla, basta con elaborar una infusión con el vino, el agua, la piel de naranja o limón y 300 g de azúcar. Después, lo pondremos 5 minutos al fuego y lo dejaremos reposar varias horas. Cuando ya esté bien frío, sacaremos la canela y la piel del cítrico.
Por otro lado, batiremos los huevos y echaremos una cucharada de azúcar, mezclaremos todo muy bien.
En otro recipiente, pondremos la infusión de vino y cortaremos el pan en rebanadas de unos 2 cm y se va empapando, primero en la infusión de vino y después en el huevo.
Ahora, en una sartén con aceite caliente, iremos friendo las rebanadas hasta que estén doradas. Después, las dejamos escurrir sobre papel de cocina para que suelten el exceso de aceite y la rebozamos en una mezcla de azúcar y canela y a comer.